Cada grupo sociocultural tiene su particular modo de conocer, aprehender e interpretar el mundo, las relaciones sociales y espirituales, dando lugar a procesos cognitivos, afectivos y sociales. En Ecuador, como en toda América Latina, los conocimientos y saberes producidos por las nacionalidades y pueblos originarios y afroecuatorianos han sido sojuzgados por la sociedad dominante.

La educación ha sido uno de los principales mecanismos de poder para la negación de esos conocimientos y saberes, de ahí que una de las estrategias claves del movimiento indígena y de las diversas organizaciones que luchan por la inclusión sociocultural, sea la creación de procesos educativos propios, que permitan poner sus conocimientos y saberes en diálogo equitativo con los conocimientos de la así llamada ciencia occidental.

El desafío de la Universidad Amawtay Wasi es crear una estrategia educativa que contribuya a la descolonización de la sociedad y del pensamiento, y que responda a las luchas de liberación de las nacionalidades y pueblos originarios, de los afrodescendientes y de todos los sectores populares.

Desde esta perspectiva, la Universidad Amawtay Wasi comprende la educación como un proceso multidimensional mediante el cual se desarrollan las potencialidades de las personas para que sean agentes de transformación social; por ello, todos los elementos de este proceso se orientan hacia el cambio significativo y liberador de la persona y de la sociedad para alcanzar el Sumak Kawsay.

El enfoque educativo de la Universidad valora la integralidad de los seres humanos, la reconoce en todo el proceso educativo y la orienta hacia la creación transformadora. En ese proceso formativo tienen igual valor el desarrollo emocional, actitudinal, intelectual para que la persona pueda liberar su mente, su cuerpo y su espíritu.

La Universidad busca recuperar, reapropiarse de conocimientos, valores, actitudes que hagan posible un mundo plural y equitativo. Esto significa crear una propuesta alterativa que permita integrar armónicamente el saber y el hacer, el conocimiento y la emoción, el intelecto y el espíritu, lo individual y lo comunitario, lo local y lo global.

El desafío no se limita a ofertar una serie de nuevos contenidos curriculares o programas de estudio, sino de transformar la organización institucional y curricular y la metodología educativa para que estas respondan a las múltiples maneras de sentir, pensar, saber y aprender que enriquecen la realidad.